Tratamientos
La cirugía de Mohs o CMM es la técnica quirúrgica de elección para el tratamiento de la mayoría de carcinomas localizados en la cara y el cuero cabelludo porque, a diferencia de la exéresis quirúrgica clásica, presenta las siguientes ventajas:
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El paciente acude previamente informado de las diferentes modalidades de tratamiento de su tumor, de los posibles riesgos y de las posibles complicaciones. Normalmente no es necesario suspender ninguna medicación habitual, a excepción de los antiagregantes y anticoagulantes en caso de indicación por el dermatólogo cirujano y de acuerdo con su médico general. El paciente acude habiendo desayunado y habitualmente se administra un diazepam de 5mg.
Se trata de una intervención ambulatoria, con anestesia local y sin interrupción. La intervención se divide en etapas con espacios de 20 minutos, que es el tiempo necesario para el procesamiento de la pieza y su lectura histológica inmediata. Esta lectura debe ser realizada por un dermatopatólogo experimentado en la lectura de tejido fresco. Antes de iniciar la intervención, es importante revisar la imagen histológica de la biopsia que el dermatólogo ha remitido para observar el patrón histológico del tumor y facilitar la lectura durante la intervención.
Primeramente se delimitan los márgenes del tumor, dibujándolos con violeta de genciana estéril. A continuación, una vez anestesiada la zona, se elimina el área macroscópicamente afectada (Debulking) con un corte horizontal superficial. Esta pieza se analizará histológicamente siguiendo el protocolo convencional. Posteriormente, se inicia la técnica a 2mm del área extirpada con el bisturí con una inclinación de 45 grados, incluyendo epidermis y la cara posterior de la base del tumor en un solo plano para evitar hacer escalones. Se deposita el tejido tumoral sobre un mapa de la zona, respetando la misma orientación en la que se encontraba en el área extirpada. Se marcan los bordes de la pieza con colorantes rojo y negro, que junto con el borde epidérmico, nos permiten localizar a nivel microscópico las posibles células malignas. Éste se denomina 1r estadío de Mohs, y es procesado y analizado histológicamente de forma inmediata.
En caso de observarse alguno de los bordes de la pieza afecto por el tumor, se reinterviene quirúrgicamente en esta zona concreta, y la pieza extirpada es de nuevo procesada y analizada histológicamente. Cuando la última etapa resulta negativa, se ha conseguido la extirpación completa del tumor, con un sacrificio mínimo de tejido sano y, a la vez, unas garantías de curación de un 99% en los carcinomas primarios y un 93% en los recidivantes. Estos porcentajes son mucho más elevados que con otras técnicas como la cirugía convencional, el láser de CO2, la electrocoagulación o la criocirugía.
En la mayoría de los casos se realiza la reconstrucción a continuación de la cirugía de Mohs. Puesto que se necesita una mayor área de tejido cutáneo, puede ser necesario añadir más anestesia (dentro de los márgenes de seguridad).
En los carcinomas recidivantes de gran tamaño o localizados en zonas de alto riesgo (como en las áreas de salida de los nervios craneales faciales) es aconsejable hacer la reconstrucción mediante un injerto de piel total para la mejor detección de una posible recidiva. No obstante, en la mayoría de casos se utilizan colgajos o cierres borde a borde, debido a su mayor resultado estético y por tener la seguridad de ausencia tumoral.